SCHWENKE & NILO DE CARA A LOS 30
Sin duda alguna es el conjunto más importante que ha nacido en esta húmeda y lluviosa tierra. Desde aquel debut en el subterráneo de la extinta Universidad Técnica -la mítica ‘Peña’ de General Lagos- ya han pasado tres décadas y el tiempo parece detenido, imborrable. Sus canciones, letras y temáticas permanecen absolutamente vigentes y con igual o más número de seguidores que en los ‘80.
Nelson Schwenke asume la vocería de la dupla e interpreta, en palabras, un concierto íntimo con aroma a sur y a Valdivia...
-Ya son 30 años de trayectoria y forman parte esencial del cancionero nacional del llamado Canto Nuevo o de la música con compromiso social. ¿Están cómodos con esta clasificación? “Nos sentimos conformes con haber aportado al cancionero popular. En algunos programas educacionales hay algunas canciones nuestras que forman parte del referente musical que elaboramos con Marcelo a partir del ‘80. La clasificación de Canto Nuevo es una carátula para distinguirnos de la Nueva Canción Chilena, pero nuestro tronco común es, sin duda, la canción popular chilena, cuya raíz la reconocemos en Violeta Parra y Víctor Jara”.
-¿Qué sienten al cumplir 30 años y que su carrera y música sigan tan vigentes como siempre?
“Nos preocupa la vigencia, porque el discurso corresponde a una época en que luchamos por cambiar la realidad. Si este discurso sigue vigente, es porque la sensación de que poco ha cambiado está presente, sobre todo en lo más básico, que para nosotros se traduce en el sistema económico y en la identidad cultural”.
-¿Cómo fue el debut del dúo en público, en qué contexto se dio?
“La más primitiva se refiere a las peñas que se organizaban en un subterráneo de la UTE, más conocida como "Peña del Torreón", en calle General Lagos. Ahí cantábamos canciones del repertorio latinoamericano. Fue en un viaje a la capital que cantamos ‘el Viaje’ y ‘Mi Canto’ como parte de un encuentro universitario en la Parroquia Universitaria, ante un público masivo y ávido de escuchar nuevas canciones más libertarias. Desde el año ‘79 que estamos cantando composiciones propias”.
¿Qué recuerdos quedan con la distancia del tiempo de aquella “primera vez”?
“Los recuerdos son, mayoritariamente de los compañeros de ruta: Eduardo Peralta, Grupo Abril, Hugo Moraga, Eduardo y Pedro Yáñez, Santiago del Nuevo Extremo, y tantos otros que formaron parte de un movimiento que usó la canción como arma de lucha para retornar a un sistema más humano”.
-Cuando se iniciaron en la música se vivían tiempos convulsionados y difíciles en Chile. En el orbe artístico se prohibía y censuraba todo aquello que podría resultar “atentatorio” contra la República... ¿Cuáles fueron las mayores dificultades de hacer música con contenido social en la dictadura militar y cómo sortearon las adversidades de aquella época?
“Obviamente la represión que incluía seguimientos, amenazas, detenciones, expulsiones de lugares de estudio y trabajo, cesantía, tortura, golpes y hasta la muerte de más de alguno de los nuestros. Se nos veía como ‘enemigos internos’ que vulneraban la seguridad interior de la patria. Comunistas y extremistas de la peor ralea, financiados por el comunismo internacional que sólo buscaba desestabilizar el régimen, etc. Cualquier obra de arte o actividad artística era reprimida hasta su extinción, y hubo que luchar por conseguir salas, equipos técnicos, difusión y hasta la gente tenía miedo de participar por las amenazas reiteradas”.
-¿Existió en Valdivia algún episodio de discriminación, represión, o derechamente amedrentamiento en contra suya?
“Se nos allanaron nuestras casas y pensiones, bolsos, libros. Había seguimientos de los organismos de seguridad y amenazas de muertes por distintas vías. Teléfonos, cartas, en forma directa. A nuestros familiares y en más de una ocasión amenazas de bombas en los conciertos. En eso consistía hacer actividad artística y cultural”.
-¿Cuál es la real importancia de Valdivia, en términos culturales, para Schwenke y Nilo?
“Valdivia significa, para nosotros, una conexión con algo que es vital para toda sociedad humana: la identidad. Y en esos términos, la ciudad era un referente cultural muy fuerte e indisoluble. El clima, la geografía, la conexión del hombre con su medio ambiente, refleja algo que hasta el día de hoy nos parece relevante: Sin identidad no podremos sobrevivir ni aportar a la globalización en que estamos insertos”.
-Hablemos de la UACh... ¿Cómo fue la experiencia vivida en el ‘mundo universitario’ y de qué manera influyó en su formación como grupo? ¿Cuáles son los lugares o espacios entrañables para ustedes de esta casa de estudios superiores?
“El cine club fue para nosotros un lugar entrañable. Soñábamos con hacer allí un recital, que fue, finalmente el primero que hicimos como dúo en Valdivia y en donde participaron gran parte de la comunidad universitaria contraria al régimen.
Desde allí fuimos permanentemente exiliados de la UACh. Se nos negó la posibilidad de volver a cantar allí y hasta cuando quisimos volver 20 años después, se nos negó la posibilidad. De a poco hemos ido retomando esa historia pendiente con la Austral”.
-Dicen que ‘treinta años no son nada’... ¿Cómo han sentido el paso de estas tres décadas musicales, ha cambiado el sentir o el numen primero del dúo? Y, en códigos más modernos, ¿en qué ‘parada’ están hoy?
“Tomando los 30 años como parte experimencial para la proyección de nuestro trabajo. Siempre hemos sido acompañados por músicos muy destacados de la escena local, y la parte técnica es nuestra permanente preocupación. Seguimos haciendo canciones y las nuevas historias nos conectan con un sentir que ha sido permanente: la cuestión humana. Las relaciones sociales. El canto de compromiso por nuestras causas políticas e históricas. Por el paisaje, la historia y los conceptos...”.
-¿Sus seguidores tendrán el privilegio de verlos celebrar, tal vez, las bodas de oro?
“Sin duda. A pesar de las amenazas de la dictadura de los años, no tenemos aún fecha de vencimiento”.
-¿En la actualidad se dedican exclusivamente a la música o realizan alguna actividad paralela? “Hay actividades paralelas que nos soportan la tremenda carga que significa estar viajando permanentemente fuera de casa. Marcelo es académico de una Universidad y yo tengo actividades comerciales”.
-¿Qué es lo primero que se les viene a la cabeza cuando escuchan la palabra ‘Valdivia’?
“Familia en mi caso y en el caso de Marcelo, amigos. Todo eso relacionado con una edad y tiempo lleno de emergías y de proyectos por cumplir”.
-¿Sienten que la ahora capital de la Región de Los Ríos tiene una deuda con ustedes por su trayectoria e importante legado musical y cultural que han aportado al país?
“Nadie tiene deudas con nosotros en Valdivia, a excepción de un señor Matamala que aún nos adeuda un dinero que se ganó a costa nuestra. Y estamos dispuestos a seguir aportando”.
-Por último, ¿hay algún proyecto grupal o individual que puedan y quieran compartir con los lectores?
“El catorce noviembre grabamos los conciertos del Teatro Oriente en formato dvd para compartir imágenes de las formas en que hemos vestido las canciones. Acústico, banda y acompañados con una orquesta (Ensamble Proteus de la U. Mayor). Es un proyecto que le debemos a los nuestros. El otro es que el 2010 organizaremos conciertos con algunas de las orquestas juveniles existentes en el país para mostrar estas canciones "valdivianas"”